lunes, 19 de febrero de 2018

Bolivia: La reaccionaria lucha por “la democracia”, a secas.

Estudiantes de la UPEA marcharon pidiendo presupuesto y rechazando al gobierno de Evo Morales

Análisis y Opinión de Bolivia

Luego de que el pueblo boliviano derrotara al gobierno de Evo Morales obligándole a abrogar el Código del Sistema Penal, diversas organizaciones del movimiento popular y la sociedad civil continúan la lucha con el objetivo de hacer respetar la decisión mayoritaria del 21 de febrero de 2016 (21F) y eliminar la decisión del Tribunal Constitucional que permite la repostulación indefinida de Evo Morales a la presidencia.
En este contexto las posiciones políticas más importantes (aunque no son todas) se enmarcan entre las que señalan que el pueblo debe defender las libertades democráticas, por un lado, o defender la democracia, a secas, por el otro.
Orgánicamente ambas posiciones tienen a demócratas honestos y conservadores, a oportunistas y políticos consecuentes, a organizaciones populares con cierta o poca representación, así como plataformas o colectivos ciudadanos y organizaciones camufladas de partidos conservadores reaccionarios. El peso más radical y progresista (por decirlo de alguna forma) se encuentra entre quienes hablan de defensa de las libertades democráticas, mientras que el mayor peso liberal y conservador se encuentra entre quienes hablan de democracia en general.
La coyuntura política en Bolivia nos está dando un sinnúmero de posiciones y actuaciones políticas. Mucha gente, que en algún momento se definió como revolucionaria, hoy en su odio a Evo Morales no tiene problemas en seguir el discurso de la oposición conservadora y demandar la democracia en contra de la dictadura. Este discurso, en su versión más cruda, compara al socialismo con las dictaduras reaccionarias y a los líderes revolucionarios con los fascistas del siglo XX, entre ellos Hitler.
Este slogan anticomunista usa regularmente la crítica contra Venezuela y Cuba, en el supuesto de que éstas son sociedades socialistas y que apoyan a Evo Morales, para condenar el socialismo y el comunismo como sociedades totalitarias y antidemocráticas.
Por otro lado, la vieja izquierda boliviana, en particular la tendencia trotskista, atada a los viejos mitos de las luchas populares, centra toda su batería discursiva en colocar como condición de batalla contra las políticas de Evo Morales el hecho de que la Central Obrera Boliviana (COB) encabece la lucha. Esta tendencia apela al “pasado glorioso de lucha de la COB” a pesar de que ésta lleva casi tres décadas de práctica oportunista y sus dirigentes han sido, casi sin excepción, traficantes de viejos partidos políticos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, partido oportunista que fue parte de la coalición neoliberal), Conciencia de Patria (Condepa, partido extinto que promovió un nacionalismo popular que no dudó en hacer alianzas con partidos reaccionarios como el ADN) y el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.
La coyuntura política está marcada, sin lugar a dudas, por el espontaneísmo de sus actores, en particular de quienes se denominan revolucionarios, que no cuentan con plan ni capacidad de dirección ideológica alguna. La contienda se da contra las posiciones liberales burguesas que quieren colocar la lucha del pueblo en la disyuntiva de democracia versus dictadura.
Los revolucionarios no podemos hablar de democracia, a secas, porque eso no existe, en los hechos la sociedad no funciona al margen de los intereses del sector dominante explotador versus otro sector subordinado y explotado. El liberalismo burgués nos vende la idea de que las personas somos iguales y que sobre esa base se construye una “sociedad democrática”, pero la realidad no funciona así. Las personas no son iguales, ocupan diferentes posiciones en la estructura social, no son lo mismo los ricos que los pobres, los explotadores que los explotados, los dueños de los medios de producción que los desposeídos.
Precisamente debido a esa desigualdad, la “sociedad democrática” no funciona de igual forma para todos. La justicia no es la misma para los ricos que para los pobres, las cárceles no están llenas de ricachones aunque estos cometen delitos, pero sí está repleta de pobres, incluso una buena cantidad sin culpa o por delitos menores. La burocracia estatal no es la misma para los poderosos que para las personas que no tienen poder o contactos en las altas esferas. La gran prensa no cubre de igual forma las injusticias contra las personas pobres que los casos de aquellos que sí tienen dinero y poder.
Por ello, el cuento de “defender la democracia” de cualquier dictadura “sea de derecha o de izquierda” es una falacia reaccionaria que ciertos liberales propalan en el movimiento popular. La democracia y la dictadura no se pueden separar mientras exista una sociedad dividida en clases sociales y exista un Estado que legitime esa contradicción y antagonismo de clases. En nuestra historia “democrática”, la explotación, las injusticias y la muerte nunca estuvieron ausentes, lo mismo que la impunidad, la corrupción o el narcotráfico a niveles estatales.
La “democracia” no está separada del sistema económico social, en nuestro caso el capitalismo atrasado y dependiente. Esta “democracia” se organiza en función de los intereses que defiende la estructura estatal, es decir, la gran burguesía y los terratenientes, bajo la dominación imperialista. Nuestra “democracia” es una democracia burguesa que carga con el lastre del atraso semifeudal y el sometimiento semicolonial al imperialismo, esas características explican el funcionamiento democrático de nuestra sociedad. Cuando el peso de la injusticia, la opresión, la persecución y hasta la muerte recae en los sectores populares se hace evidente el carácter de clase de esta “democracia”.
El gobierno del MAS no ha cambiado el sistema económico social, por lo tanto su “democracia” en esencia es la misma que nos ha oprimido desde antes. La necesidad le ha llevado a aplicar una política socialfascista, pero en el fondo se esfuerza por mantener los principios reaccionarios de la democracia liberal burguesa.
El pueblo boliviano tiene un gran desafío para desenmascarar y frenar las políticas reaccionarias de Evo Morales, y su lucha definitivamente debe orientarse a defender las conquistas democráticas que ganó con lucha y sangre. Y es que luchar por esas conquistas, entre las que pueden estar las libertades democráticas, son pasos de avance en la lucha por una verdadera democracia o una democracia de nuevo tipo basada en la alianza de las clases explotadas, esto no se puede llevar a cabo hablando de democracia a secas.
Bajo la manoseada consigna de “defensa de la democracia”, estamos viendo cómo levantan cabeza un sinnúmero de oportunistas y cadáveres políticos, tan maleable es esa consigna que, en un episodio aberrante, tenemos que ver ahora a los rancios reaccionarios de tufo fascista herederos del banzerismo (los seguidores del ex militar golpista, ex presidente de la república) como Tuto Quiroga y sus partidarios y partidarias, gritar en las calles ¡Viva la democracia!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario