sábado, 18 de febrero de 2017

Con la fuerza de los que han luchado por el pueblo


Publicado en la edición impresa n° 55 de Periódico El Pueblo (enero 2017)
Este octubre-noviembre, los pueblos y trabajadores del mundo conmemoramos 100 años de la Revolución Rusa, gran hito que marca el fin de la época de las revoluciones burguesas y el inicio de la era de la Revolución Proletaria Mundial. 

¿Por qué es tan importante la Revolución Rusa de 1917? Porque sobre las ruinas del dominio capitalista, la clase obrera tomó el control y el destino de su propio trabajo; poniendo fin al latifundio, el campesinado conquistó la tierra, los animales que en ella viven y los frutos que entrega; Jóvenes y niños, que antes eran lanzados hacia el consumo de alcohol y a la delincuencia, se convirtieron en una fuerza fresca y sana que impulsó la nueva sociedad. Después de toda una vida de trabajo, los ancianos ya no tuvieron que mendigar; la mujer fue reconocida en la práctica con las mismas capacidades y derechos que el hombre; a los únicos que se les prohibió actuar fue a los explotadores y contrarrevolucionarios.
La Revolución Rusa remeció la conciencia de los pobres del mundo y, en todos los países, la clase obrera junto a los campesinos pobres, se organizó en Partidos Comunistas, unidos y coordinados como secciones de la Internacional Comunista.
En Chile, las masas venían luchando por conquistar una vida feliz hace décadas. Luis Emilio Recabarren, jefe de la clase obrera, recorrió todo el territorio, organizó Sinfónicas, Sindicatos y Mancomunales, pero estas organizaciones, que lograban conquistas parciales no eran capaces de derrotar al enemigo de clase. Fue así como, viendo el ejemplo de los bolcheviques en Rusia, Recabarren dirigió la fundación del Partido Comunista como Sección Chilena de la Internacional Comunista, los días 1 y 2 de enero de 1922.

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II Congreso Internacional Comunista al que Recabarre asistió como delegado de Chile

Hoy, un siglo después de la Revolución Rusa, vemos que esta experiencia se encuentra completamente vigente y que es más urgente que nunca retomar su camino. Retomar el camino de Recabarren, el de organizar bajo un solo torrente las luchas del proletariado y el pueblo. ¿Por qué? Porque los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo sufren cada vez más el peso del imperialismo, del capitalismo burocrático y de la semifeudalidad.
Hoy, la cantidad de las masas oprimidas es mucho mayor que en 1917 y la riqu­eza está en cada vez menos manos. Pero estos 100 años no han pasado en vano, pues a la Revolución Rusa le siguieron las Guerras Antifascistas, cuyo punto más alto fue la victoria sobre los nazis; la Revolución China y las Guerras de Liberación Nacional en todos los continentes. En lo ideológico y político, los pueblos se han forjado en dura resistencia a los explotadores y a los oportunistas que auxilian a los grandes magnates de la gran burguesía.

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Recabarren y los fundadores del Partido Comunista de Chile – Sección de la Internacional Comunista
En Chile, estos 100 años de la Revolución Rusa enseñan que lo más importante es que el proletariado y el pueblo deben armarse política e ideológicamente en un auténtico Partido Comunista, pues sin él no se puede conquistar el poder ni organizar la construcción de una nueva sociedad que resista los ataques del imperialismo y los reaccionarios locales. El camino de la “vía pacífica al socialismo”, que en realidad es una vía sangrienta para que se imponga el fascismo, no es una creación nacional, sino una política internacional del revisionismo (falsificadores del marxismo) y el oportunismo, por lo que debe romperse totalmente con ella.
Hoy vivimos tiempos magníficos. La situación internacional nos muestra que la revolución se impone con el ejemplo de las guerras populares en Perú, India, Filipinas y Turquía; las guerras de liberación nacional en Asia y África y las protestas populares en todos los países del mundo, ya sean imperialistas o semicolonias.
La situación nacional nos muestra que la lucha por la tierra del pueblo mapuche es punta de lanza de una nueva alza de las luchas y protestas, donde se incluyen una oleada de huelgas y luchas de la juventud popular, expresión de que se pierde el miedo a la policía y los explotadores.
Es por esto que resulta totalmente necesario retomar las rojas banderas de Lenin y Recabarren, desarrollando la lucha de nuestros pueblos y comprendiendo que no partimos de cero, sino que va­mos a cada batalla con la fuerza de todos los que nos han antecedido en la lucha.

Extraido del blog del periódico El Pueblo

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